Don Constantino

(En febrero de 2006, Tino Quián recogió el premio 'Una vida en imágenes', concedido por la Fundación Caixa Galicia y la Asociación de la Prensa. La foto, cómo no, es de César Quian)

Apenas lo conocí, pero sí he compartido buenos momentos con su hijo César. Ayer se fue Tino Quian. El caso es que a mí me enseñaron que a los maestros se les trata de usted. Por eso me sale don Constantino.

Ahora que las cámaras digitales y el Photoshop hacen el milagro de convertir a cualquier zoquete -y yo soy el ejemplo más claro- en algo parecido a un fotógrafo, me pide el alma rendir admiración a estos héroes de los 35 milímetros. Tino Quian, Alberto Martí, Pepucho Castro, Manuel Ferrol, los hermanos Mayo, Ramiro Blanco y sus hijos Manolo y Miguel, Tonecho... Y alguno más que injustamente me dejaré por el camino.

Don Constantino tuvo que ser, por fuerza, buena gente. Lo testimonia César.

Además de excelente profesional es un tipo noble, solidario y entrañable. Forma parte de una generación que se ha ganado a pulso la categoría de fotoperiodistas. Los podéis ver cualquier día en cualquier rincón de la ciudad. Son cazadores natos. Me fascina observarlos y esforzarme por aprender algo. Me gusta tratar de imitarlos, y les pido perdón por hacerlo. No doy nombres. Los tenéis cada día en cada periódico de esta ciudad.

Lo menos que puedo hacer es estar a su lado cuando lo necesitan. Por eso, César, un abrazo.

Don Constantino estará orgulloso.

Un día más

...todo lo cual me importa exactamente un carajo. Por más vueltas que le doy, os juro que no encuentro motivo para celebrar nada.

Pese a todo, que mi idiotez no merme la cortesía. Muchas gracias a...
  • Los que me habéis felicitado.
  • Los que me romperéis la cabeza en los próximos días por no haber dicho nada.
  • Sobre todo, a los que me conocéis mejor y os habéis callado o, al menos, lo habéis hecho con discreción.
  • Pero, de verdad, de todo corazón... Gracias a los que me dejáis en paz.
No hay pasteles. Como decían los clásicos, no se admite duelo.

Paul y Palau

Se han ido los dos.

De Newman no os voy a contar nada que no sepáis.

De Juan Manuel Iglesias Mato, de Palau, os podría contar muchas cosas. Pero no tengo el cuerpo para batallitas.

Hace mucho que no rezo.

A Paul le dedicaré un puñado de horas para volver a ver El golpe, Marcado por el odio, Dos hombres y un destino, El buscavidas, El castañazo...

A Palau le doy las gracias por todo. Parece poco, pero sé que hay quien no se atreverá ni a eso.

Me voy. Tengo una cita con un amigo en San Amaro.

"De lo importante, nos sobra"



Grandiosa frase que me acaba de llegar vía la chica de la foto, aunque no es suya. Es de su novio. Ni os imagináis lo que me han hecho pensar esas cinco palabras. Ni la paz que me transmite darme cuenta de que es verdad.

Me vais a perdonar la foto. Os quedáis sin ver la luz de sus ojos y el inmenso recorrido de su sonrisa. De todas formas, ya tienen dueño. Pero es una imagen de un día muy especial. Esta vida es lo que tiene. Que a veces descubres enormes personas en las cloacas y ratas en los salones de té.

Ella llegó persiguiendo algo que entonces no le sobraba. Venía dentro del cascarón. Con casi todas sus páginas aún en blanco. Me costó descubrirla. Quizá tardé demasiado.

Se fue. Y se llevó con ella lo que había venido a buscar. Es como la salud. No te das cuenta de lo que vale hasta que el tiempo y la distancia se ponen por medio.

Y ahora, a lo tonto, citando a su media mandarina, me descubre que hay que tomar distancia para ver las cosas a su justo tamaño. Y va y me lo espeta:

"Lo mismo te digo a ti. De lo importante, te sobra"

Este sí que es el sabio de Hortaleza


Soy de los que se les llena la boca cada vez que digo que me divierte mi trabajo. Es verdad. A veces más, a veces menos. El trabajo te deja, además, gente que vas conociendo por el camino. David es uno de ellos. Uno de esos con los que te sobran un par de copas y un plato de jamón al calor de una terraza de Hortaleza para abrirles la puerta de tu corazón. Con Sanz compartí, en la distancia, grandes momentos. Ahora acaba de parir. La criatura es exclusiva para adictos a los vídeojuegos, pero viendo quien ha puesto la semilla vale la pena. Sin duda.

No faltan dos frases míticas:
- ¿Estamos locos o qué?
- ¡Menuda farsa! (Siempre. Farsantes hasta el final)

Algún día coincidiremos de nuevo. No sé en qué, ni dónde, ni cuándo. Mientras, que te vaya bonito, Sapo.

Hasta los huevos


Nos tenéis hasta los huevos.

Tacataca

Lo reconozco. Soy como un cocinero que no sabe cascar un huevo. Me explico. Me gano la vida escribiendo y soy un zote para la mecanografía. Uso dos dedos... en el mejor de los casos.

Tuve un maestro que escribía con uno y medio. No es broma. Antes que 'plumilla' había sido tapicero y se había llevado la mitad del índice de la mano derecha con una cuchilla. No es que fuese ese referente al que todos admiramos y veneramos. Al contrario. Era bastante hijo de puta. Pero también de él aprendí muchas cosas.

Al tema. Por lo visto, más sabe el zorro por viejo. Me he encontrado este test de velocidad. Lo he hecho y me ha dado 262 pusalciones por minuto y sin un triste error. ¿No está mal, eh?
Estoy orgulloso de alguno de mis dedos.

¿Alguien se atreve?

Ojo. Al final te saca los resultados y hasta te permite copiarte lo de abajo en código fuente para que te tires del moco en tu blog. Pero no sé por qué, el resultado sólo sale en palabras.

38 words

En la cumbre

El oso Yogui excusó su asistencia.
Y el alcalde de Nueva York.
Y todos los concejales.
Y los directores de área.
Y el conserje.
Y el presidente de los hosteleros de Manhattan.
Y Woody Allen.
Y Frank Sinatra (obviamente).
Y Rudolph Giuliani.
Y las asociaciones de vecinos de Manhattan, Queens, Brooklyn, Bronx y Richmond.
Y el bateador suplente de los New York Yankees.
Y Pedro Navaja.
Y la Quinta Avenida.

Por lo demás, la ceremonia quedó muy apañadica. La señora prima del agente Matute no perdió la sonrisa en ningún momento.