Lo siento, Losi

Desde que he puesto el primer pie en el suelo esta mañana estaba deseando meterme en cama y dormir. Lo necesito. Quienes han compartido conmigo el día se han dado cuenta sólo con mirarme a la cara.

Y no puedo. Estoy reventado de rabia; destrozado por una injusticia que me ha estallado en las putas narices.


A ver cómo os lo cuento. A las nueve de la noche llegaba Sara tras tres días de excursión en Cabeza de Manzaneda. En realidad, se trataba de ir ensayando la independencia que, a sus casi 12 años, comienza a hormiguearle entre los dedos. Tenia mucho que contarnos, y nosotros muchas ganas de escucharla, de verla y de achucharla. Así que hemos metido el maletón en el maletero y nos hemos ido a cenar a nuestro italiano favorito... que, por supuesto, es argentino.

Allí estábamos los cuatro, alrededor del mantel a cuadros, cuando de repente se me empezaron a quitar las ganas de cenar.

La protagonista de esta historia es una de los cinco compañeros de Sara que no han ido a la excursión. Cinco en el colegio, y 48 en la nieve. Desconozco las otras cuatro historias. Pero Sara me contó anoche la de Losi.

No se llama Losi. No voy a decir su nombre verdadero. Yo la llamaré Losi. De lo siento. De siento no haber tenido el olfato para descubrir tu triste historia antes. De siento que pagues la culpa que no tienes. De siento no saludarte cada mañana cuando esperas en la puerta del cole la compañía de mi hija mayor y la sonrisa de la pequeña. De siento que nadie te lleve nunca a cenar a un italiano. Te gustaría. Lo sé.

Me cuentan que Losi no ha ido a la excursión porque nadie se la ha podido pagar. Su padre se marchó hace ya tiempo, sin preocuparle una mierda dejar tirados a un aprendiz de hombre, a una niña huérfana sin entierro y a una mujer apestando a lejía en unas escaleras que no son las suyas. Valiente hijo de puta. Así te mueras lento y consciente.

Eran 96 euros, maldita sea. Losi ha perdido una oportunidad de ser feliz por 96 euros. No me sobra el dinero. Tampoco me falta. Pero hubiera pasado hambre por meterle en el bolsillo esos 96 euros. Y ahora yo estaría durmiendo, y no rumiando mi impotencia a golpe de teclado.

Esto es una mierda. Todas las mañana veo las mismas caras, escucho las mismas tertulias y contemplo desde la distancia las mismas miserias. Nadie ha sido capaz de echar una cuenta: Padres que pasáis a mi lado, si cada uno ponemos dos euros más, habrá un hueco para Losi.

¿Para qué coño sirven las apas, anpas, ampas o como se llamen? ¿Para qué un colegio de curas? ¿Por qué nos resulta tan fácil organizar un cumpleaños y tan difícil darle una alegría a quien está condenado a pasarlas putas el resto de su vida?

Me ha dado tanta rabia, tanto asco, que me han entrado ganas de gritar.

Losi, perdóname. Lo siento.

Y perdonadme vosotros por el 'chorizo'. Quienes me seguís sabéis que no me gusta extenderme. Pero necesitaba echarlo todo.

Necesito dormir.

¡Qué difícil se me hace...!

El vídeo es del 85, cuando a Ríos ya se le empezaba a pasar el arroz del Rock & Ríos.

Las historias del abuelo Cebolleta (mode on)

Por cierto, yo estuve allí, en Riazor, cuando Luz Casal era una rockera irreverente que se recreaba enseñándole las bragas al personal. A mí los que me conquistaron aquella lluviosa noche fueron los Leño.
Las historias del abuelo Cebolleta (mode off)

La canción, 'Todo a pulmón', no es de él. Es de Alejandro Lerner, que viene siendo como Miguel Ríos, pero en argentino. La grabó por primera vez en el 83.

A lo que voy: Llevo 26 años escuchándola (y perpetrándola en la ducha cuando tengo la certeza de que nadie me escucha).
26 años, y ahora empiezo a entenderla.

A mí también, compañero

A mí también me aburre la campaña, compañero.
Y sólo van dos días.

Domingo por la mañana. Un sol que te mueres. Amanecer después del día de los enamorados.
Y en el Palacio, Zapatero.
Como para no quedarse frito.

Huevo y pico




Desde el principio sabía que me iba a costar un huevo lo del blog.

Pero casi me cuesta los dos.

Y todo porque no soy capaz de expresar lo que hay que expresar.

Mil perdones.
Bueno, en realidad sólo dos.