Un coruñés en Palestina


En los últimos dos meses he estado a caballo entre Madrid y Coruña. Allá, en la capital, me gusta encontrame con la embajada gallega: María, Marta, Iago, Nacho...

La última vez que estuve con Carretero me dijo que se iba a Palestina. Que lo habían ofrecido en la Redacción y que nadie quería pasarse la Navidad donde se supone que comenzó todo. Él sí.

Nacho tiene un par de huevos. Eso es innegable. Allá se fue. Y allá le reventó todo delante de sus narices.

Ahora, de vuelta a casa, nos está contando su experiencia. A mí me está sirviendo para dos cosas:
  1. Entender algo de un follón que hasta ahora me parecía de otro mundo.
  2. Darme cuenta de que las personas que me rodean son grandes. Muy grandes.
No os lo perdáis. Vale la pena.
(La foto también es suya, de su galería)

4 comentarios:

Titajú dijo...

Los grandes se unen a los grandes, Túzaro. Si estás rodeado de grandes, es que algo bueno tienes ¿no?

Anónimo dijo...

De grande tienes poco, solo en edad.Se te pasa el arroz. Que bien que vuelvas a escribir. Como mola lo de que no te corten los huevos en tu empresa. Y por cierto, hay gente más grande que ha trabajado contigo y ni la nombras.¿Sera por que tú conciencia no te lo permite?

Anónimo dijo...

Ahhh, ahora te gusta encontrarte con la embajada gallega y hasta hace poco ponías a caldo a alguno/a de estos excelentes profesionales. Por que ellos si lo son, tú no!

Anónimo dijo...

Es que los coruñeses somos geniales