Palabros

Todos sabemos lo que es un bombero, pero...
¿Alguien sabe qué coño viene siendo una reservación?

Estos días extraños tengo mucho tiempo para darle a la rueca del coco. He estado ordenando recuerdos. Algunos, en el cajón de los palabros.


Primero
Cuando era más joven, tenía más tiempo y otros amigos, nos gustaba perdernos en Montefurado. Allí, a base de escapar del frío, nos hicimos asiduos de la taberna del Obraites. Siempre contestaba lo mismo
- Jefe: otra ronda de cervezas.
- Obraites.
- Y dos bolsas de pipas.
- Obraites.
- Y diga que se debe.
- Obraites.
Tras las pertienentes pesquisas, dedujimos que obraites era la evolución de all right. 'Olrait', 'obraite', 'obraites'. El Obraites había emigrado a Gran Bretaña.

No tiene nada que ver, pero el Obraites tenía a una moza empleada que era, digámoslo así, un poco 'lenta'.
- Nos vas a poner tres café de pota, un chupito de JB y una copa de Varón Dandy.
- Ehhhhh... (largo recorrido visual por el estante de las botellas). No me queda Varón Dandy.
Y el Obraites, despollado al fondo de la barra.

Segundo
Algunos de aquellos amigos eran Higinio, Roberto y Ángel. Siguen siendo amigos, pero hace demasiado tiempo que no charlamos con calma. Son hermanos. Su padre regresó de Alemania con un capital, suficiente para montar un negocio, y convertirse en un tipo elegante y educado.
Quizá por eso no le hacía ni puta gracia que su esposa, la hija del 'Patronsiño', le recordase que había llegado a Muros, haciéndole la corte, procedente de Pontedeume, con una chaqueta raída y una maleta atada con una cuerda.
Ella no había perdido ni gota de su gen muradano. Hablaba como Los Pitufos, antes incluso que el padre Abraham. Pero con su aquel.
- Salgo un momento. Voy a aquelar.
- Aquélame esas tijeras, ya que estás de pie.
- Fueron a bailar, y al rato ya estaban aquelando.
No sabría deciros por qué, pero siempre la entendíamos sin esforzarnos.

Tercero
Allí donde el mundo se llama Lubre, tengo un vecino que también se fue a Inglaterra a buscarse los garbanzos. Una tarde, entre lingotazo y lingotazo, se arrancó a contarme su vida. Se hacía algo de pasta, me dijo, cuando llegaba la época de recoger lestorves. Me costó media botella de caña y un par de horas sacarle que las lestroves eran, ni más ni menos, que fresas. Strawberries. 'Estróberis', 'lestróberes', 'lestroves'. (No sé por qué lo escribo con uve).

Cuarto
Mis suegros también emigraron. A Suiza. Sacrificaron la compañía de sus hijos por fabricarles un futuro. Quizá por eso, disfrutan ahora de sus nietas como nadie. El abuelo las suele llamar Garabuchis (léase Jarabuchis). No tengo ni puta idea de qué quiere decir, ni de dónde viene, ni me importa. Me gusta, y si no fuese así, por el respeto que me produce y se merece, me callaría.

Quinto (levanta)
Nunca me he parado a preguntárselo, pero me da que Xotengo (últimamente dado en llamarse Xoteño) no ha emigrado más allá de sus idas y vueltas a Ferrol. Digo yo que Xotengo es una evolución de algo similar a ¡Eureka!, palabra que a mí me sabe a chocolate.

Concluyendo
El ascensor de la foto lo diseñó un emigrante.

Un porcierto
Me ha quedado un poco tocho. Disculpas. Esta noche tenía mucho que contar y poco sueño.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La palabra "reservación" presenta la misma etimología que obraites ó lestroves ¿no?
Viene de "reservation", de lo que se deduce que, si tienes llave del ascensor, llegarás hasta la "reserva", aunque, si es en esta terra nosa, no creo que sea de pieles rojas.
Seguramente será un lugar apartado para que los empleados del garito vayan a jugar a los índios en sus ratos libres.

Titajú dijo...

Pues, aunque suene a rebuscado, reservación aparece en el diccionario de RAE, como "acción y efecto de reservar". Lo que no sé es que hace en un ascensor, o montacargas, o lo que sea. Lo sé porque lo he mirado.
Todos tenemos palabras familiares. Mi ventolín del alma, aliado contra el asma en los momentos más o menos duros, pasó a ser, con el tiempo, "suflido". Tenía su verbo correspondiente, "suflear", con todas sus declinaciones regulares o no, depende del día.
Mi madre usa el "esto, aquello, ahí" con una eficacia pasmosa. No hay ser humano que pueda perderse con sus magníficas explicaciones.
Espero que el tiempo os pase deprisa, o no demasiado lento.