Contaban que un día iba Pericles andando solo y meditando, pensando en sus males, en lo mal que le iba, en los enemigos que tenía y que le habían arrebatado mucho. Meditaba, y a la vez comía un mendrugo de pan y tiraba alguna miga al suelo.
"¿Habrá algún hombre más desgraciado y pobre que yo?"
Entonces echó una mirada para atrás y vio que otro hombre recogía las migas que había tirado.
"¿Habrá algún hombre más desgraciado y pobre que yo?"
Entonces echó una mirada para atrás y vio que otro hombre recogía las migas que había tirado.
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